martes, 6 de noviembre de 2007

Codo doloroso

Muchas estructuras del codo están protegidas por bursas que son responsables de muchos procesos de larga duración. El Nervio Cubital trascurre por una corredera y su afectación puede producir sensaciones como alteraciones de la sensibilidad, hormigueos, calambres, acorchamiento, etc. en el 4º y 5º dedos de la mano. Si estas sensaciones (parestesias) se mantienen durante un tiempo, puede sumarse una clara debilidad al flexionar el 5º dedo.

Podemos sentir dolor en el codo como consecuencia de un problema a nivel de nuestra columna cervical baja (C6-C7), como por ejemplo, una hernia discal. Las lesiones del hombro y las de la muñeca, también pueden repercutir en el codo o ser incluso su síntoma más evidente. En los casos de dolor referido, los movimientos del codo, ya sean pasivos o activos, no producirán más dolor.

Muchas enfermedades inflamatorias pueden afectar esta articulación y no puede desacartarse que una artritis exclusivamente en el codo sea el primer signo de una artritis más generalizada, pero lo más frecuente es que la patología tenga relación con las partes blandas de la articulación y sea localizada. La artritis del codo cursa casi siempre con una clara imposibilidad para la extensión completa.

Las bursitis, o inflamaciones de las bursas, son frecuentes, sobre todo la que corresponde el olécranon (bursitis olecraneana). Se puede observar una tumefacción o engrosamiento sobre dicha estructura anatómica. La movilidad está conservada.

La afectación más frecuente en el codo es la epicondilitis o "codo del tenista", aunque se produce mayoritariamente en personas que no jugan al tenis, pero que hacen movimientos de repetición, sobre todo de giro del antebrazo o extensión de la muñeca. La exploración es sencilla y muy concluyente. Las pruebas de imágen confirman la sobreutilización articular. Aunque el movimiento es doloroso, no debe existir limitación del mismo, pero en la práctica puede ser muy difícil girar el pomo de una puerta, abrir un grifo o incluso beber de un vaso.

La forma más eficaz de tratamiento son los antiinflamatorios aplicados de forma tópica (pomadas o geles), pero también se pueden asociar a la vía oral. La capsaicína, una sustancia derivada del chile, también se utiliza por sus propiedades analgésicas, aunque es muy irritante para la piel.

La recomendación en la terapia física es el reposo en las fases iniciales, para posteriormente utilizar ultrasonidos con un posterior masaje de sedación. En la fase aguda la cinesiterapia debe evitarse, pero en cambio tanto la pasiva, como la activa-asistida es útil para prevenir las recaídas. Recientes investigaciones han cuesionado la eficacia de remedios tradiconales como las bandas protectoras, los antiinflamatorios y los tratamientos fisioterápicos, aunque parecen ser úitles en algunos pacientes.
En casos refractarios al tratamiento habitual, puede ensayarse la inyección de toxina botulínica que parece ser eficaz por el efecto de relajación muscular que induce, pero esta técnica no está exenta de efectos secundarios. Por último, la cirugía, cuando ya existe una afectación crónica del tendón, puede estar indicada, aunque no está clara su eficacia en el largo plazo.

PRUEBAS CLÁSICAS PARA LA DETECCIÓN DE EPICONDILITIS

Prueba de la hiperextensión: El paciente debe intentar extender la muñeca, con el puño cerrado, con el brazo estirado y contra la resistencia del médico.

Prueba de la supinación: Se pide al paciente que, con el brazo flexionado, intente alejarlo del cuerpo (supinación del antebrazo), contraresistencia.

Prueba de la silla: Se solicita al enfermo que levante una silla desde atrás, con el brazo extendido y con la mano por delante del respaldo.

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